La
Homeopatía enfrenta el comienzo de el Nuevo Milenio fortalecida
por mas de 200 años de práctica exitosa, evolucionando
sin cesar hacia nuevas fronteras, inmersa felizmente en los mas recientes
paradigmas que renovaron el pensamiento científico, alejándolo
definitivamente de la lógica cartesiana, para entrar en la
concepción holística, hipercompleja, que caracteriza
al pensamiento actual.
Salta a la vista como esta renovación acerca al pensamiento homeopático a campos claramente afines como el de la terapia jungiana, preocupada también en ir mas allá de la mera resolución sintomática para incursionar en la tarea más compleja de reestructurar la conciencia pensante hacia "los altos fines de la existencia".
Los lazos entre estas disciplinas son muy estrechos. La Medicina Homeopática es heredera directa de la Alquimia medieval. La operación descripta en el tratado alquímico "Rosarium Philosophorum" que reza: "cortar miembros, dividirlos en trozos aún más pequeños y quitar la vida a las partes y transformarlas en la naturaleza, que en ella está contenida la sustancia arcana"; es análoga a la realizada para la obtención del medicamento homeopático. En ella se diluye la substancia original (una gota por 99 de solvente) repetidas veces hasta que todo rastro de la misma desaparece (al alcanzar la 24 disolución se supera el número de Avogadro). Queda sin embargo lo primigenio de la substancia, que es lo que en realidad cumple la función medicamentosa.
Por otro lado Jung - quien consideraba su psicología como heredera directa de la Alquimia Medieval- utilizó este mismo tratado para analizar los fenómenos de transferencia- las reacciones emocionales dadas en el vínculo psicoterapeuta- paciente- en el libro denominado "Psicología de la Transferencia". De esta sinergia surgida entre ambos deviene la cura psíquica.
Siguiendo esta misma metáfora, ¿Cómo se vincularían ambas disciplinas en la consecución del "alto fin de la existencia?".
Jung, en el proceso de individuación ofrece al sujeto de la estructura la posibilidad de alejarse para siempre del sometimiento a los constructos especulares del Inconsciente Colectivo para entrar a convertirse precisamente en individuo, es decir in-diviso, único, a través del enfrentamiento sucesivo y simultaneo con los arquetipos de dicho Inconsciente.
Es allí precisamente donde la Homeopatía, con su bagaje de sabiduría clínico-sintomática ofrece al terapeuta un arsenal de potentísimos medicamentos que ayudan y destraban las fantasías e ilusiones patológicas, causales escondidas del humano enfermar. Pero debemos advertir que solo un conocimiento profundo de la singularidad permite el uso efectivo de esta terapia combinada, cuya sinergia es capaz de destruir el padecimiento siempre psicosomático, siempre enclavado entre el corazón-músculo y el corazón-espiritual del hombre.
Y ya estamos en nuestro consultorio, enfrentados de lleno con los sueños y los síntomas del dolor producto de nuestro enfrentamiento con el primer arquetipo colectivo: La Sombra, el Hermano Malo que proyectamos afuera pero que vive adentro, nuestros impulsos y tendencias egoístas, antisolidarias, no fraternas, tan potenciadas por la ideología consumista y depredatoria que fluye de los Mass Media.
He aquí su patología típica,1) agresión no canalizada: dolores musculares, depresión. 2) odio y venganza hacia el entorno: diarrea y constipación obstinada. 3) sueños persecutorios, furia reprimida: hipertensión esencial, trastornos vasculares. Como no pensar entonces en Lypocodium clavatum y su afán dictatorial y dominante, en Staphysagria delphinun, siempre ofendido y con heridas cortantes, en Platina metallicum con su violencia ingobernable que no se detiene ante sus seres queridos y los ataca, pero todo siempre justificado, todo siempre vivido como proveniente de afuera, de una provocación exterior. Por último y no menos importante Anacardium Orientale con su tendencia a la escisión de la personalidad en buena y mala, en la cual su aparente tranquilidad exterior encierra un combate encarnizado o la agresión inconsciente.
Es allí donde la medicación homeopática, sabiamente elegida no borra meramente el síntoma, si no que ayuda al sujeto a una confrontación mas meditada con sus objetos internos, a una actitud mas solidaria con su hermano societario. Nos replanteamos también la investigación de nuevos remedios para la patología de la Sombra, remedios nacidos de la Antropología Chamánica como Lac Lupinum (El Hermano Lobo es otra denominación de la sombra) que ofrecen apasionantes perspectivas de conocimiento a través de una manipulación farmacéutica adecuada y responsable.
Los problemas del vinculo con el otro sexo son los verdaderos motores de la ansiedad, de la enfermedad que larvadamente destruye la vida humana. Jung los denominó Anima y Animus y corresponden a las partes femenina en el hombre y masculina en la mujer y son los que, mal manejados y peor comprendidos, forman el meollo de las discusiones sin sentido, de los conflictos interminables, de esos estados de ánimo, precisamente, que desembocan en la sintomatología corporeo-anímica que puebla los consultorios y da materia inagotable al cine y la TV.
Hombre y mujer, como el conocido símbolo taoísta del Yin y el Yang están unidos de una manera indestructible, pero su convivencia, ya desde la Bíblica discusión por la manzana, se encuentra muchas veces envenenada por la proyección de ideales irrealizables, demandas que nunca quedan satisfechas y una mitología del Amor basada en concepciones románticas e inasequibles.
Henos aquí de lleno en las patogenesias que tan bien conocemos de todos los "Love's Remedies" empezando por Ignatia Amara, el haba San Ignacio suspirante y paradójica , Natrium Muriaticum ,abandonado y resentido, Sepia y su indiferencia al marido, Lachesis con sus celos patológicamente proyectivos Natrium Sulfuricum, el solterón de la familia, Ammonium carbonicum, el Lachesis mineral ,cuya vida se asemeja a la narrativa resentida y amarga del tango. Podríamos agregar un poderoso remedio ya conocido por los alquimistas, utilizado por ellos para poder encauzar sus visiones y resistir los asaltos de la denominada hoy Anima. Se trata de Antimonium Crudum, cortador de los lazos ilusorios del romanticismo pueril creado por este arquetipo y que contaminan nuestras relaciones
Que ayuda inestimable brinda aquí el medicamento homeopático para destrabar esos conflictos y brindar, no solo la superación del malestar, si no la apertura al diálogo, a la ponderación, a la construcción de una relación mas realista y genuina.
Para finalizar, en el enfrentamiento con el último arquetipo de esta vida terrena, de topología virtual, el arquetipo del Si-Mismo, la conciencia extraviada puede equivocar nuevamente el camino. La función trascendente se desnaturaliza en la divinización del propio y miserable ego, dando lugar a la famosa HYBRYS de los griegos, la personalidad Mana, la inflación psíquica, de funestos resultados para su portador.
Aquí el hombre, pseudo- identificado con la Divinidad, cae en el delirio místico religioso, se ve a sí mismo como conciencia crística, o personalidad de Buda, o como se llame y entra sin frenos en la idealización y en la megalomanía devoradora y autodestructiva de la Secta delirante.
Aquí la sabiduría del terapeuta juega un rol esencial, pues se trata de nada menos que discriminar entre el fenómeno religioso auténtico y bien encaminado, producto de una espiritualización sincera y sana, del fenómeno inverso pero disfrazado, de la falsa espiritualidad.
Pero la anamnesis homeopática rápidamente discrimina la impostura de la autenticidad, la falsa religiosidad de la función trascendente. Pues Hanneman ya nos enseño con creces a observar sobre todo ¨la Totalidad de los síntomas" y nunca el síntoma aislado.
Nuestro vademecum nos muestra aquí unos remedios bien conocidos por su efectividad: Aurum, como les dio Moisés a los judíos cuando bajó del Monte Sinaí, Sulphur para aquellos idealistas de castillos en el aire, que esconden su egoísmo en una fachada religiosa, Hyosciamus con su discurso impío, Veratrum album, usando los valores religiosos para autopromocionarse.
Sabido es que Hanneman y Jung, pese a ser de épocas distintas, bebieron de la misma fuente, Paracelso, los Alquimistas; quizá el Siglo XXI los encuentre mas unidos para beneficio del paciente, el Hermano, el verdadero Hermano
Salta a la vista como esta renovación acerca al pensamiento homeopático a campos claramente afines como el de la terapia jungiana, preocupada también en ir mas allá de la mera resolución sintomática para incursionar en la tarea más compleja de reestructurar la conciencia pensante hacia "los altos fines de la existencia".
Los lazos entre estas disciplinas son muy estrechos. La Medicina Homeopática es heredera directa de la Alquimia medieval. La operación descripta en el tratado alquímico "Rosarium Philosophorum" que reza: "cortar miembros, dividirlos en trozos aún más pequeños y quitar la vida a las partes y transformarlas en la naturaleza, que en ella está contenida la sustancia arcana"; es análoga a la realizada para la obtención del medicamento homeopático. En ella se diluye la substancia original (una gota por 99 de solvente) repetidas veces hasta que todo rastro de la misma desaparece (al alcanzar la 24 disolución se supera el número de Avogadro). Queda sin embargo lo primigenio de la substancia, que es lo que en realidad cumple la función medicamentosa.
Por otro lado Jung - quien consideraba su psicología como heredera directa de la Alquimia Medieval- utilizó este mismo tratado para analizar los fenómenos de transferencia- las reacciones emocionales dadas en el vínculo psicoterapeuta- paciente- en el libro denominado "Psicología de la Transferencia". De esta sinergia surgida entre ambos deviene la cura psíquica.
Siguiendo esta misma metáfora, ¿Cómo se vincularían ambas disciplinas en la consecución del "alto fin de la existencia?".
Jung, en el proceso de individuación ofrece al sujeto de la estructura la posibilidad de alejarse para siempre del sometimiento a los constructos especulares del Inconsciente Colectivo para entrar a convertirse precisamente en individuo, es decir in-diviso, único, a través del enfrentamiento sucesivo y simultaneo con los arquetipos de dicho Inconsciente.
Es allí precisamente donde la Homeopatía, con su bagaje de sabiduría clínico-sintomática ofrece al terapeuta un arsenal de potentísimos medicamentos que ayudan y destraban las fantasías e ilusiones patológicas, causales escondidas del humano enfermar. Pero debemos advertir que solo un conocimiento profundo de la singularidad permite el uso efectivo de esta terapia combinada, cuya sinergia es capaz de destruir el padecimiento siempre psicosomático, siempre enclavado entre el corazón-músculo y el corazón-espiritual del hombre.
Y ya estamos en nuestro consultorio, enfrentados de lleno con los sueños y los síntomas del dolor producto de nuestro enfrentamiento con el primer arquetipo colectivo: La Sombra, el Hermano Malo que proyectamos afuera pero que vive adentro, nuestros impulsos y tendencias egoístas, antisolidarias, no fraternas, tan potenciadas por la ideología consumista y depredatoria que fluye de los Mass Media.
He aquí su patología típica,1) agresión no canalizada: dolores musculares, depresión. 2) odio y venganza hacia el entorno: diarrea y constipación obstinada. 3) sueños persecutorios, furia reprimida: hipertensión esencial, trastornos vasculares. Como no pensar entonces en Lypocodium clavatum y su afán dictatorial y dominante, en Staphysagria delphinun, siempre ofendido y con heridas cortantes, en Platina metallicum con su violencia ingobernable que no se detiene ante sus seres queridos y los ataca, pero todo siempre justificado, todo siempre vivido como proveniente de afuera, de una provocación exterior. Por último y no menos importante Anacardium Orientale con su tendencia a la escisión de la personalidad en buena y mala, en la cual su aparente tranquilidad exterior encierra un combate encarnizado o la agresión inconsciente.
Es allí donde la medicación homeopática, sabiamente elegida no borra meramente el síntoma, si no que ayuda al sujeto a una confrontación mas meditada con sus objetos internos, a una actitud mas solidaria con su hermano societario. Nos replanteamos también la investigación de nuevos remedios para la patología de la Sombra, remedios nacidos de la Antropología Chamánica como Lac Lupinum (El Hermano Lobo es otra denominación de la sombra) que ofrecen apasionantes perspectivas de conocimiento a través de una manipulación farmacéutica adecuada y responsable.
Los problemas del vinculo con el otro sexo son los verdaderos motores de la ansiedad, de la enfermedad que larvadamente destruye la vida humana. Jung los denominó Anima y Animus y corresponden a las partes femenina en el hombre y masculina en la mujer y son los que, mal manejados y peor comprendidos, forman el meollo de las discusiones sin sentido, de los conflictos interminables, de esos estados de ánimo, precisamente, que desembocan en la sintomatología corporeo-anímica que puebla los consultorios y da materia inagotable al cine y la TV.
Hombre y mujer, como el conocido símbolo taoísta del Yin y el Yang están unidos de una manera indestructible, pero su convivencia, ya desde la Bíblica discusión por la manzana, se encuentra muchas veces envenenada por la proyección de ideales irrealizables, demandas que nunca quedan satisfechas y una mitología del Amor basada en concepciones románticas e inasequibles.
Henos aquí de lleno en las patogenesias que tan bien conocemos de todos los "Love's Remedies" empezando por Ignatia Amara, el haba San Ignacio suspirante y paradójica , Natrium Muriaticum ,abandonado y resentido, Sepia y su indiferencia al marido, Lachesis con sus celos patológicamente proyectivos Natrium Sulfuricum, el solterón de la familia, Ammonium carbonicum, el Lachesis mineral ,cuya vida se asemeja a la narrativa resentida y amarga del tango. Podríamos agregar un poderoso remedio ya conocido por los alquimistas, utilizado por ellos para poder encauzar sus visiones y resistir los asaltos de la denominada hoy Anima. Se trata de Antimonium Crudum, cortador de los lazos ilusorios del romanticismo pueril creado por este arquetipo y que contaminan nuestras relaciones
Que ayuda inestimable brinda aquí el medicamento homeopático para destrabar esos conflictos y brindar, no solo la superación del malestar, si no la apertura al diálogo, a la ponderación, a la construcción de una relación mas realista y genuina.
Para finalizar, en el enfrentamiento con el último arquetipo de esta vida terrena, de topología virtual, el arquetipo del Si-Mismo, la conciencia extraviada puede equivocar nuevamente el camino. La función trascendente se desnaturaliza en la divinización del propio y miserable ego, dando lugar a la famosa HYBRYS de los griegos, la personalidad Mana, la inflación psíquica, de funestos resultados para su portador.
Aquí el hombre, pseudo- identificado con la Divinidad, cae en el delirio místico religioso, se ve a sí mismo como conciencia crística, o personalidad de Buda, o como se llame y entra sin frenos en la idealización y en la megalomanía devoradora y autodestructiva de la Secta delirante.
Aquí la sabiduría del terapeuta juega un rol esencial, pues se trata de nada menos que discriminar entre el fenómeno religioso auténtico y bien encaminado, producto de una espiritualización sincera y sana, del fenómeno inverso pero disfrazado, de la falsa espiritualidad.
Pero la anamnesis homeopática rápidamente discrimina la impostura de la autenticidad, la falsa religiosidad de la función trascendente. Pues Hanneman ya nos enseño con creces a observar sobre todo ¨la Totalidad de los síntomas" y nunca el síntoma aislado.
Nuestro vademecum nos muestra aquí unos remedios bien conocidos por su efectividad: Aurum, como les dio Moisés a los judíos cuando bajó del Monte Sinaí, Sulphur para aquellos idealistas de castillos en el aire, que esconden su egoísmo en una fachada religiosa, Hyosciamus con su discurso impío, Veratrum album, usando los valores religiosos para autopromocionarse.
Sabido es que Hanneman y Jung, pese a ser de épocas distintas, bebieron de la misma fuente, Paracelso, los Alquimistas; quizá el Siglo XXI los encuentre mas unidos para beneficio del paciente, el Hermano, el verdadero Hermano
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